miércoles, 27 de enero de 2010

La Perspectiva de Pasolini sobre el mundo literario de su tiempo



Raquel González

Pier Paolo Pasolini es un escritor, poeta, ensayista y director de cine italiano que nació en la ciudad de Bolonia el 5 de marzo de 1922. Comienza su vida como escritor desde los 7 años y a los 21 escribe su primer libro de versos titulado Poesía a Casarsa, el cual estaba escrito en dialecto friulano; desde este preciso instante comienza a forja su carácter de intelectual polémico, contestatario y perseguido, puesto que fueron dedicados a su padre quien despreciaba el dialecto de esta zona de Italia por considerarlo inferior a él. En estas poesías, él plasma su disconformidad con ciertos aspectos de su progenitor, puesto que se mostraba a favor del sistema fascista, que el poeta tanto aborrecía.

La poesía representaba para Pasolini un medio de contestación pura, un lugar para combatir la desidia y las contradicciones de la época, un canal para recrear la realidad y diferenciarla de la irrealidad que planteaba la clase burguesa; es como si los poetas armaran imágenes simbólicas que permitieran descifrar la realidad y hacerla comprensible al resto. Tal como lo expresa a continuación en su poema Who is me: “enajenados como víctimas, precisamente: hay que clamar más fuerte que nunca el desprecio contra la burguesía, gritar contra su vulgaridad, escupir contra la irrealidad que ha elegido como única realidad” (Pasolini, 47).

Más adelante menciona la importancia del poeta en la trasmisión del entorno, de la realidad que lo rodea, él es como un mago que dialoga con la realidad y que tiene como misión dar a conocer un código distinto al manejado por la sociedad en general. Reorganiza el contexto utilizando construcciones de una vida que no es literal. Haciendo énfasis cada vez más en la función del poema, que no es más que, ser instrumento de diálogo y apelación para la comunidad.

Por ello, el poeta ve la escritura como el ejercicio de la libertad del hombre, en ella encuentra un espacio para reflexionar y plantear todas las ideas que lo inquietan y lo perturban en su vida diaria, así como también la percibe como un medio para educar, entretener e informar al lector de los diferentes acontecimientos que marcar el día a día, compartiendo la visión que plantea Martí en sus obras completas: “ los versos no se han de hacer para decir que se está contento o se está triste, sino para ser útil al mundo, enseñándole que la naturaleza es hermosa…” (p. 30); lo que nos permite deducir que el literato actúa como una especie de portavoz de la comunidad; es decir, aquel de quien siempre se espera una idea a favor o en contra del suceso que se estaba viviendo.

Precisamente persiguiendo esta idea, Pier Paolo desde 1960 hasta 1965, colabora para el semanario Vie Nuove, en una sección de diálogos con los lectores, en la que se muestras los hechos más importantes de la época. Se responden a las dudas de los lectores, las cuales en muchas ocasiones no se vinculaban directamente con las obras del poeta sino con los debates políticos-culturales del momento y diferentes asuntos de relevancia internacional, tal como lo señala Gian Carlo Feretti en su prólogo a Las Bellas Banderas:

Pasolini con la investidura de un carisma tal, se convierte para los lectores de Vie Nuove, además de en el escritor y en el crítico, en el filósofo y el pedagogo, el político y el teólogo, el psicólogo y el moralista, el confidente privado y el censor público, en el amigo y el consultor. Se le pregunta de todo: sobre la literatura húngara y la definición del “existencialismo”, la solución para una duda religiosa y el consejo sobre la elección del bautismo, una información sobre la potencia militar soviética y la valoración de la legislación familiar en Italia, información sobre cómo se puede inscribir uno en el PCI…
(Ferretti, 22)


Como Vemos, esta sección ha traído un gran éxito al escritor y a sus obras, puesto que abarca una gran cantidad de temas planteados en su mayoría por los lectores, los cuales se interesan cada vez más en el estilo y en la forma tan particular como contesta todas y cada unas de sus preguntas. Esta relación lector – escritor llega a ser muy importante para Pasolini puesto que permite aflorar una comunicación más personal con sus seguidores. Le posibilita inferir que realmente está cumpliendo su función de comunicador y que está creando al mismo tiempo, un espacio al que todos pueden acceder y del que siempre tendrán un medio para plantear sus necesidades y obtener respuestas concretas.

Igualmente este éxito se vería reflejado en otros aspectos de su vida literaria como la demanda constante de poesía, varios proyectos narrativos por escribir, la realización de su primera obra cinematográfica (Acattone 1961) ,con un resultado satisfactorio, traduciéndose todo esto en un mayor reconocimiento de su persona:

La intensificación de poesías de encargo (en forma de prólogos para libros de arte, comentarios directos sobre hechos políticos, etc.) que son publicados en diversos lugares; dos proyectos narrativos no llevados a cabo (La Mortaccia, intento de reelaboración en prosa de la Commedia dantesca de 1959, aparte del Río Della Grana), reseñas teórico-polémicas, declaraciones fragmentarias, confesiones, autodefensas, todo ello en periódicos y revistas, y también una edición reducida de su Canzoniere italiano. (Ferretti,12).


Sin embargo este éxito iría mermando poco a poco, debido a diversas razones que desatarían una crisis a nivel personal y que afectaría gran parte de su trabajo para la columna como la llegada de la neovanguardia, que representó una profunda ruptura entre las formas de tratamiento de la literatura y la tradición planteada en la obra de Pasolini, el creciente desinterés de sus lectores producto de sus contradicciones escandalosas, unido con asuntos ligados a su escritura en el periódico como: la poca claridad al momento de responde las inquietudes de sus lectores, la presencia constante de la negatividad y la repetición de un “futuro negro, dominado por un capitalismo y un imperialismo más despiadado y corrupto y finalmente la gran extensión de sus respuestas, las cuales se vinculaban en muchas casos con planteamientos ajenos a las interrogantes.

Asimismo el nacimiento del grupo 63, quienes adoptan la neovanguardia como medio de expresión, traería como consecuencia a Pasolini, la pérdida de la conexión con sus compañeros escritores, así como también la llegada del neocapitalismo, hecho que le permitiría ver perdida la esperanza de la realización de un proyecto comunista, debido a la ineficiencia política de sus dirigentes. Además se une la comprobación traumática de la destrucción del mito de la honestidad del proletariado frente a la arremetida de los valores y las seducciones de la sociedad industrializada.

Estas circunstancias fueron disminuyendo cada vez más el ánimo y la entereza del poeta. Igualmente se uniría un estancamiento de la literatura italiana, producto de su evasión al compromiso con las luchas políticas inmediatas frente a una sociedad que se vuelve cada vez más burguesa y pierde rápidamente su energía contestataria.

Pasolini vive este momento de crisis de la literatura italiana como una crisis propia en la que plantea la falta de conciencia crítica y de la diversidad de pensamiento, por ello en su poema A los literatos contemporáneos hacer saber su descontento a sus compañeros de oficio al mencionar:

Pero nuestros saludos, las sonrisas, las pasiones comunes,
son actos de una tierra de nadie: una waste land
para vosotros, y para mí un margen entre una historia y otra.
(Pasolini, 1)

Por ello, decide abordar otras formas de arte para lograr una mayor expresión y una innovadora forma de representar la realidad, el cine, que se antepone a la manera estéril, impotente y artificial que presenta la escritura, para él las películas representa un modo de contestación mucho más real y efectivo puesto que, “la realidad es un lenguaje” y “el cine es la lengua escrita de tal realidad como lenguaje”, palabras citadas por Ferretti en su prólogo a Las Bellas Banderas. El artista con estas ideas declara la inutilidad de cualquier forma de contestación literaria (y, por lo tanto, de las misma vanguardia) y busca una manera más activa, fuera del ámbito de la literatura.

Otro de los aspectos que formaría parte del conflicto del poeta italiano con la literatura es el resquebrajamiento de su relación con los lectores, debido a que este amplio espacio que él había creado, con el fin de comunicarse constantemente con sus seguidores, se convierte en un lugar reducido en el que ya no se tratan diversos temas sino unos pocos como: la desesperada visión del futuro, la huida constante al pasado, los argumentos ampliamente relacionados con la ideología (el subproletariado, las minorías, el capitalismo, entre otros) y finalmente sus cadentes discusiones con otros intelectuales comunistas.

La relación de Pasolini con sus lectores va más allá y consigue hacer emerger por un lado, su carga de intelectual “incomodo”, su contradicción activamente “provocadora”, la riqueza ideal y cultural de una “diversidad” obstaculizada y perseguida por las fuerzas más retrógradas del país; por el otro, el impulso ideal de sus jóvenes interlocutores, sus ansias por saber y comprender, su tensión contrastada por la superación de una educación o culturas viejas, su viva militancia política. (Ferretti, 23).

La relación del poeta con sus lectores había cambiando puesto que esas características de diversidad y novedad en su columna ya casi no estaban presentes. A esto se une la presencia de una prosa más complicada y mucho más profunda que la hace algo compleja para sus lectores.

Este alejamiento de sus lectores hace reflexionar al poeta sobre el papel del lector, lo cual lo hace concluir que no existe un auditorio capaz de identificarse y comprender su poesía, como se expresa en un fragmento del ensayo titulado Casi un testamento:

¿Que por qué ya no escribo poemas? Porque he perdido el destinatario. No veo con quién dialogar utilizando esa sinceridad típica de la poesía, que llega incluso a ser cruel. Durante años he creído que existía un destinatario de mis confesiones o de mis testimonios. Pero ahora me he dado cuenta de que no existe; de que con los amigos no es necesario expresarse a través de la poesía: se expresa uno existiendo. Las exageraciones, los excesos y las ideas de cada uno se expresan viviendo. La poesía necesita que haya una sociedad (es decir, un destinatario ideal) capaz de dialogar con el pobre poeta. En Italia no existe tal sociedad. Existe aún un buen pueblo simpático (especialmente allí donde no llegan los periódicos ni la televisión) y una pequeña élite de burgueses cultos y desesperados. Pero una sociedad con la que uno se pueda poner en contacto a través de la poesía no existe. (Pasolini, 8)

En estas líneas el escritor expresa el porqué ha decidido alejarse de la poesía, no consigue un destinatario, alguien a quien dirigirse, puesto que el proletariado ha cambiando su perspectiva, ya que ha sido dominado por el espíritu del capitalismo y el consumismo, su pureza y vitalidad han sido alcanzadas por una sociedad que ha cambiando sus bases por unas que él considera inestables. Igualmente estas palabras surgen con la necesidad de manifestar que ya no hay lugar en el mundo para los intelectuales, debido a que no logran incidir en la realidad, no consiguen motivar un cambio de pensamiento y originar una manera de luchar con el sistema que cada vez los ahoga más.

La crisis de los años cuarenta – cincuenta y una “soledad” dolorosa y agobiante; el recuerdo conmovedor de las banderas rojas de una época heroica y la llegada de la “fea blancura” neocapitalista; el retroceso a lo privado originario y la impotente tensión hacia la realidad presente. (Ferretti, 37).

Pasolini como buen artista siente la necesidad de expresar su desacuerdo en cuanto a la forma como sus colegas escriben y sobre los temas que eligen. Se siente de alguna forma excluido por la neovanguardia. Igualmente podemos ver como esa ilusión inicial desaparece y se convierte en un sentimiento de pérdida como lo expresa en su obra La Divina Mímesis: “Fui poeta – añadió, con rapidez, como si ahora quisiera dictar su propia lápida-, canté la escisión de la conciencia, de quien ha huido de su ciudad destruida, y va hacia una ciudad que aún tiene que construirse.” (Pasolini, 22)

No obstante, para él resulta difícil alejarse de la poesía a pesar de que sus palabras no tienen el mismo impacto que antes, por ello expresa: “…porque esta bestia puede acabar por quitarme la fuerza y la voluntad de expresarme. Y no puedo aguantar ni siquiera la idea de dejar de ser escritor.” (Pasolini, 25). En el fondo para él y para muchos otros artistas, la literatura es una vocación a la que no se renuncia tan fácilmente porque forma parte del ser que la recrea.


Bibliografía

Ferretti, Carlo. Prólogo a Las Bellas Banderas. Barcelona: Planeta, 1977

Pasolini, Pier Paolo. La Divina Mímesis. Barcelona: Icaria, 1976

Pasolini, Pier Paolo. Who is me. Barcelona: DVD, 2002

Ryker, Alessandro. A los literatos contemporáneos. [Documento en línea] disponible en: http://www.pasolini.net/madrid-ryker_poesia02.htm#literatos [Consulta: 2009, Diciembre 27]. Poema escrito por Paolo Pasolini.

Ryker, Alessandro. Casi un testamento. [Documento en línea] disponible en: http://www.pasolini.net/madrid-saggi11.htm [Consulta: 2009, Diciembre 27] Ensayo escrito por Paolo Pasolini.

Rotker, Susana. La invención de la crónica. Ciudad de México: Fondo de cultura económica, 2005

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