jueves, 28 de enero de 2010

Il corpo dell´amore, Il corpo del peccato (El cuerpo del amor, el cuerpo del pecado)


Miro mi sexo con ternura
Toco la punta de mi cuerpo enamorado
Y no soy yo que veo sino el otro
El mismo mono milenario
Que se refleja en el remanso y ríe
Amo el espejo en que contemplo
Mi espesa barba y mi tristeza
Mis pantalones grises y la lluvia
Miro mi sexo con ternura
Mi glande puro y mis testículos
Repletos de amargura
Y no soy yo que sufre sino el otro
El mismo mono milenario
Que se refleja en el espejo y llora

Cuerpo enamorado. Jorge Eduardo Eielson

De Noche oscura del cuerpo. Roma,1955.





Ponente: Deisa Tremarias.



“Sexo, muerte, pasión política/

son meros objetos a los que entrego/

mi corazón elegíaco…/

Mi vida no tiene más.”

Poesía in forma di rosa. Pier Paolo Pasolini


Así nos anda Pasolini hasta nuestros días, cargando su lucha sin resolver, andando con una cabeza sin cuerpo como una obra de Beckett. De eso se han encargado sus académicos; o como diría el propio Pier Paolo en Who is me? “(un miserable filólogo puede reconstruir entre una/ palabra y otra/ -aisladas y arrumadas en el silencio- el discurso cortado, / un discurso pobre/sin ideas, sin religión, a no ser la del culto,/ tan poco religioso, por lo demás, de la poesía en la/ literatura).” Podríamos decir que la obra de Pasolini va más allá de Freud o Lacan en su gran carga erótica; pero todavía nos pesa la modernidad encima, todavía seguimos nuestros órdenes finitos.

Para Pasolini no bastó su crianza, el partido o las leyes; entre sexo, muerte y pasión política entregó algo más que su corazón. En toda su obra se construyen visiones y acciones transgresoras, renovadoras de esa irrealidad que nos han impuesto como realidad todo este tiempo. El cuerpo pasoliniano es el ars polémica, el cuerpo que Deleuze y Guattari describen cuando este “libera la acción política de toda paranoia unificadora y totalitaria. Desarrolla acción, pensamiento y deseos con base en la proliferación, yuxtaposición y desasosiación y no basándose en las subdivisiones y la jerarquización piramidal”. Cuerpo que también Bataille define con conciencia de sí mismo, por que en el erotismo “lo que siempre está en cuestión es sustituir el aislamiento del ser, su discontinuidad, por un sentimiento de continuidad profunda.” Continuidad que por el poder, la riqueza o el miedo nos ha sido suprimida bajo el sistema en el cual vivimos hasta la actualidad.

Es decir, tras tanta cita lúcida, surge la idea de que Pier Paolo Pasolini proyecta a través del cuerpo la transgresión al orden establecido y al tabú, no la negación del interdicto sino la superación y completación de este; la esencia misma de lo erótico al hacer conciencia de que el cuerpo tiene razón propia por su acercamiento a la animalidad, que lejos de volvernos seres miserables y retrógrados, nos transforma en seres humanos. Pasolini, el masoquista, exhibicionista y masturbador, ofrece su cuerpo no solamente como purga de los males sociales; en él forma el amor como su vida, como de su vida fue el amor “por está lengua del no-yo que se expresa/ con el mismo derecho, con la misma fuerza del yo,/otorga al poeta/la gracia.[1]

Para adentrarnos en el análisis de todo el ámbito erótico seguiremos varias de las propuestas de Bataille para contrastar con la obra de Pasolini. Para comenzar tomaremos las tres clasificaciones básicas que hace el filósofo francés: el erotismo de los cuerpos, el erotismo de los corazones y el erotismo de lo sagrado. De Pasolini tomaremos Teorema como referencia audiovisual y como referencias textuales Who is me? y Poesía in forma di rosa.

La primera, “el erotismo de los cuerpos” se rige bajo la actuación que tiene la violencia y la muerte en lo erótico. La violencia entendida como ese trance que se sufre de manera abrupta al pasar del estado discontinuo del sujeto a la continuidad con el otro, haciéndose consciente del espacio que le rodea y del cual forma parte. La violencia, como la muerte, tienen como principio la destrucción de la estructura de un ser cerrado. La desnudez del cuerpo se torna como el acto decisivo de esa ruptura de lo cerrado. Nosotros que hemos tapado nuestros cuerpos por siglos, el acto de desnudarse confiere una gravedad similar a la muerte según Bataille, pues descubre lo íntimo en cada ser.

El deseo, es la fascinación por el cuerpo que sigue estableciendo ese orden egoísta de ser simplemente algo físico e intrascendente si se le analiza tan sólo hasta allí. Por eso surge la necesidad del “erotismo de los corazones”, es la pasión de los amantes lo que prolonga esa unión corporal, y está pasión se plantea en muchas ocasiones aún más violenta que la física. El ser amado se convierte en ese instante en la “transparencia del mundo” nos dice el filósofo; por ello la sola idea de la pérdida del ser amado, causa la experiencia del sufrimiento. Aunque sea un imposible, la perduración eterna del ser amado crea una situación idealizada que siempre parece prometer una salida a ese sufrimiento fundamental.

Por último, “el erotismo de lo sagrado” ligado al sacrificio como ritual que nos acerca a lo religioso, y que hoy en día llamamos “lo divino”. Dice Bataille que “lo sagrado es justamente la continuidad del ser revelada a los que fijan su atención, en un rito solemne, en la muerte de un ser discontinuo”.Esta experiencia no tiene que ver con la necesidad del “amor a Dios” que se ha planteado en occidente de una forma ajena o castrante al cuerpo. La experiencia mística es la revelación de la ausencia de un objeto, en este grado de madurez se denota que el objeto del deseo no se encuentra afuera del que lo sufre, sino en la interioridad de este. Pero, igualmente estamos implicados en lastres culturales judeo cristianos que acompañan este erotismo sagrado, pues, al realizar la transgresión del interdicto social no podemos evitar sentir con mayor o menor sensibilidad la experiencia del pecado, la angustia de dicha transgresión. Esta experiencia es necesaria en la medida en que se tiene angustia, porque será también la medida del deseo que se tenga para transgredir.

En su poemario Poesía in forma di rosa se contiene estos aspectos del erotismo. Cuando Pasolini describe una escena ritual africana del siguiente modo “Pero de vez en cuando, con hambre de leones,/las piernas abiertas, el vientre adelantado,/se agitaban como en coito/con los ojos hacia el cielo/…/ bailaban incubando un regocijo milenario…” . Así denota lo primitivo del erotismo de los cuerpos, estos se juntan bajo rituales que les permiten conectarse desde una naturaleza profunda con ese otro cuerpo, con su propio cuerpo, renunciando a la discontinuidad por medio del coito.

Más adelante, Pasolini asume este erotismo de los cuerpos de una manera personal al decir “…y un amor/ todo él acuerdos humillantes de intercambios, robos,/olor de cuerpos y sexos no lavados -no me queda/ más que convertir mi poesía en objeto de ella misma. / Dado que todo lo demás se mueve en la esfera/de una muerte fea. La carne quiere sangre. /”. En estos versos se revela una percepción del artista que encierra el amor bajo esa violencia del cuerpo mismo, el cuerpo que es carne perecedera ante la muerte; estas imágenes que le causaban perturbación serían el eje mismo de su poesía, quizás, porque ellas encerraban nuestra conciencia original, el sexo y la muerte desde un contexto histórico donde ambas han sido motivo de tabú y causa de marginalización como lo fueron en la Italia del duce.

Luego, aflora el erotismo de los corazones en este poemario cuando Pasolini escribe “Parece, a veces,/ que odio y, sin embargo, escribo/ versos llenos de amor preciso.”, y es que Pasolini tuvo siempre la pasión como leit motiv, la pasión de la polémica en búsqueda de la verdad. La demostración del ser amado que en “mil nubes de paz que cercan el cielo,/ amor, jamás dejarás de ser amor./”

Sin embargo, el tópico del erotismo más recurrente en su obra, es el del erotismo de lo sagrado. En este fragmento del poemario en especial, Pasolini describe esta manera religiosa de concebir la corporalidad: “Ay dulce religión, por lo demás tantas veces traicionada,/ en el hombre en quien te agotaste nace la locura./ Sus ojos no se atreven a mirar, hay en ellos/ el envés de la luz,. Blanquea la faz y, perversa,/se llena de manchas rojas. El yo sufre/una inéstética erección; se profesa a sí mismo un infeliz amor/ …./Y entonces, ante estas almas, el Mal/es la única realidad.”

Ahora, este nuevo concepto del Mal es asumido por Bataille no como el acto transgresor en sí, sino la transgresión que es condenada por una entidad, que para Pasolini es arma de la burguesía y ha perdido su esencia incial de fe, como lo es la Iglesia Católica, “el Mal es exactamente el pecado.” Por eso el artista italiano profiere en su propuesta estética e idológica: el cuerpo y el alma como un todo transgresor ante las fuerzas que lo han mantenido oprimido a través del tiempo. Cristo en Pasolini es un tema y una figura constante por su fuerte simbología, no es el Cristo alejado del obrero o del campesino, es “Cristo/ como objeto de amor, en el humilde mecanismo/ de una sublimación campesina…/”.[2]

En la parte audiovisual, Teorema representa una de las obras cumbres cinematográficas de Pasolini, en ella se concreta todo el sentido del cuerpo pasoliniano, que en algún punto también se conjuga con ese cuerpo que se libera del sistema social, y se recobra como unidad e idea. Esta historia que comienza con un extraño que llega a casa de una familia aburguesada causa estragos en sus integrantes a partir de su interacción corporal. Desde la mucama de la casa, pasando por el descubrimiento sexual del hijo, el despertar de la hija, el descalabro social de la madre, hasta el desequilibrio total en la figura del padre.

Después de que se nos sugiere ciertos puntos simbólicos de lecturas en los actores: Rimbaud como lectura del forastero, uno de los escritores favoritos de Pasolini, que es conocido universalmente por su escritura y vida polémica y fuerte. Tolstoi como lectura del padre, Tolstoi uno de los escritores fundamentales del realismo ruso y de un fuerte sentido religioso. Se nos avisa, además, propuestas de artistas plásticos donde la corporalidad juega un papel puntual, como es la obra de Francis Bacon, caracterizado por la violencia estética en sus obras. El desenvolvimiento de la historia pasa por estos tres niveles de manera cabal, el erotismo del cuerpo en el primer acercamiento que causa la crisis familiar, el erotismo de los corazones que se da en el descubrimiento y cuestionamiento de todo su alrededor y de sí mismos por parte de la familia, y el erotismo de lo sagrado, que sólo puede ser alcanzado únicamente por la mucama de la casa (Pasolini proyectado en el estadio religioso). Ella regresa a su pueblo donde se convierte en santa, pues este encuentro con este personaje misterioso le ha hecho entender su trascendencia humana, ha tomado conciencia de sí misma al punto de pedir ser enterrada viva, tomando la posibilidad de asumir su continuidad a través de ese erotismo volviéndolo sagrado; cosa que no ocurre con el resto de los familiares, burgueses de los cuales, solo el padre logra otro nivel de superación al entregar su fábrica a todos los obreros que en ella trabajan (Pasolini proyectado en el estadio ideológico). La madre perdida en la búsqueda de otro encuentro similar pierde noción de su rumbo, la hija queda en un profundo estado de catatonia, y el hijo transfiere el aspecto del artista en lucha consigo hasta el final (Pasolini proyectado en el estadio de artista).

De todas formas, no hay por que confiarse de nada, sólo de que el cuerpo, algún día deje de ser un pecado o un tabú, para transformarse en un arma contra los que lo marginan. O como diría Pasolini

en Who is me?

“En el mundo del capital la vida es una apuesta/a ganar o perder:/es la condción humana del laicismo burgués./El que se expone, se confiesa, o no teme el ridículo,/acaba mal:es la ley”.



Bibliografía

Pasolini,Pier Paolo. Who is me?. Ediciones Dvd. España, Barcelona.

-------------. Poesía en forma de rosa. Ediciones Visor. España, Madrid, 1964.

--------------. La divina mímesis. Editorial Icaria.España, Barcelona, 1976.

--------------. Teorema.1968.

--------------. Saló o los 120 días de Sodoma. 1975.

Bataille, George. El erotismo. Editorial Tusquets. España, Barcelona,1985.

Barnsley, Julie. El cuerpo como territorio de la rebeldía. 2007.


[1] Who is me? Pier Paolo Pasolini.

[2] Poesía in forma di rosa. Pier Paolo Pasolini.

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