martes, 26 de enero de 2010

La belleza en Pasolini


Denise Márquez


Una tarde senté a la Belleza en mis piernas. Y la encontré amarga. Y la injurié. Me arme contra la justicia. Huí. ¡Oh, brujas!, ¡oh, miseria!, ¡oh, aversión! ¡A ustedes les fue confiado mi tesoro! Logré que se desvaneciera de mi ánimo toda esperanza humana. Con el salto sigiloso de la fiera me arrojé sobre la dicha para estrangularla. Clamé por lo verdugos para morder la culata de sus fusiles al perecer. Clamé por los flagelos, para ahogarme con arena, con sangre. La desgracia fue mi dios. Me tendí en el fango. Me sequé al aire del crimen. Y le hice malas pasadas a la locura. Y la primavera me trajo la horrible risa del idiota.

Arthur Rimbaud

Una temporada en el infierno

Y cae el pájaro eminentemente vertical con la fuerza de un roca expulsada del volcán. Cae. Cae el pájaro desterrado de su azar vagabundo. Cae. Aquel que se rindió al vértigo y se entregó al abismo. Libre siempre en la pasión de su caída. Él, blanco, con el cielo gris de fondo y el mar negro en su final. Pájaro lleno de contradicción, unión entre el cielo y el mar. Unión de polos que estalla en mil plumas desplomadas en la roca del acantilado tan cerca, tan cerca del mar. Cae.

Y aquel pájaro era bello, blanco, bueno, puro, verdadero. Pero, ¡ay! ¡pobre! lleno de contradicción. Pasolini hombre producto del fascismo padre, fuerte, central y el dialecto, madre, delicado, marginal. Burgués forzado al margen y amante del proletario. Poeta sin patria. ¡Tanta contradicción! Poeta privado de la belleza luminosa de los campos de Friuli y forzado al gris despiadado y pobre de la ciudad. De la belleza más pura a la negación de la misma. Un cambio, algo así como el de la pintura impresionista, que buscaba la manera de atrapar cada segundo de luz, cada color que emana de la naturaleza, de asir la belleza, a las vanguardias abstractas, nuevas técnicas (el espectáculo de sus espectros figurativos símbolos de la tragedia del mundo en un alma enferma, que apesta al mezquino rencor del mal”(Who is me 81)). Ese desplazamiento que realiza Pasolini, del campo a la ciudad, es el mismo que se puede observar en el mundo moderno y así la en concepción de la belleza.

La Belleza nos ha abandonado. No la belleza del rascacielos más alto, o del concreto, o de los autos veloces. Es aquella Belleza mítica, divina la que nos ha dejado, la que hemos desterrado. Todavía quedan algunos capaces de reconocer vestigios de ella y admirarla: la belleza muda de las cuatro de la mañana con un sol fulgurante (Who is me 79), descubierta con asombro; los cuerpos sublimes de los castaños (…) dispuestos en las laderas –como figuras deformes o gigantes- por obra sola de la belleza(Guinea 12); la glicina, el puro violeta sobre el verde (Glicina) África, ay, el desierto ensordecido por el viento, inmundo y esplendido sol de África que ilumina el mundo. ¡África! Mi única alternativa; los rostros bellos de un pueblo humilde, los cuerpos bellos de los jóvenes bañándose en el río.

Aquella Belleza aun latente, aunque casi imperceptible, en nuestra sociedad capitalista, mercantilista, egoísta, ciega y así como la madre en Teorema: vacía, un vacío lleno de valores falsos y mezquinos, y de un horrendo cúmulo de ideas falsas. y como el padre, sociedad entrenada para el orden, para el futuro, y sobre todo para la propiedad.

Pero, si cayera del cielo un ángel de Belleza (Teorema), si de repente fuésemos capaces de percibir de nuevo la Belleza, y ella se alojara en nuestras vidas, nos mostrara su maravilla, nos elevara y liberara, haciéndonos trascender, y después se marchara, dejándonos en la más pura miseria, destruyendo todos los pilares en los que se basaba nuestra existencia simple y material. Privándonos de la plenitud que nos concedió. ¡Ay, insoportable!¡demasiado dolor!. ¡Desconsuelo! De aquel ha probado la fruta prohibida y se sabe expulsado para siempre del paraíso, condenado entonces, a vagar eternamente por un desierto interno y por un desierto externo, falto, sí, de Ella. Y buscarla, buscarla en ese sol que nos recuerda algo que perdimos en algún momento y ya inalcanzable, inaprensible no volveremos a tener jamás. Entonces, buscamos, somos “vida está reducida a la melancolía ridícula, una existencia que sobrevive con la impresión de haber perdido algo para siempre (discurso del hijo Teorema). Se ha hecho un gran trabajo, ahora tenemos tanto: trabajos, zapatos, carteras, carro, casa, muebles, vejillas, camisas, suéteres, chalecos, medias blancas y de colores, libros, muchos libros con versos casi Bellos.

Y aun así, con tantas cosas, suenan las campanas: ¡desconsuelo!, ¡desconsuelo!, la Belleza arrebatada de la vista, del tacto, del olfato, de la lengua y los oídos. En nuestras ciudades cada vez más alejadas de la naturaleza y más cubiertas de concreto y cristal ¿Dónde está la Belleza? : se ha marchado, la hemos expulsado, y perdidos sin ella vagamos por el desierto. ¿Qué hacer ahora sin Ella? ¿Dónde encuentro consuelo? ¿en el sexo, consolación de la miseria?, ¿en la rabia, ese mínimo, sordo, oscuro sentimiento que me envenena?, ¿en la violencia, en las lagrimas, en el odio al prójimo y a todo?, ¿en la iglesia, ya sin religión?, ¿quizá en algún partido político (fascismo, comunismo, socialismo, pacifismo, centralismo, pendejismo)?

Así, Pasolini poeta sensible de su tiempo, comprometido con su entorno, decidido a resistirse a esa realidad que le impone, como única, la burguesía.

Abjuraré falsamente del compromiso ante vosotros,/ pero porque sé que el compromiso es ineluctable,/ y hoy más que nunca./ Y hoy os diré que no solo hay que comprometerse/ escribiendo,/ sino viviendo:/ hay que resistir con el escándalo/ y con la rabia, más que nunca,/ (ingenuos como bestias) en el matadero,/ enajenados como víctimas, precisamente:/ hay que clamar más fuerte que nunca el desprecio/ contra la burguesía, gritar contra su vulgaridad,/ escupir contra la irrealidad que ha elegido como única/ realidad,/ no ceder ni en un acto ni en una palabra/ en el odio absoluto contra sus policías,/ sus jueces, su televisión y sus periódicos:/ y aquí/ yo, pequeñoburgués que lo dramatiza todo (…)pronuncio este elogio, porque la droga, el asco, la rabia y el suicidio son, junto con la religión, la única esperanza que queda: contestación pura y acción con la que se mide la enorme sin razón del mundo (Who is me 49)

Es con esa contestación, del grito y la rabia, y desde su posición solitaria de “traidor en el seno de la burguesía, testigo exterior del mundo obrero,” que Pasolini abre los ojos, muestra y a su vez libera a quien lea su poesía o vea sus películas. Lleva el escándalo de las prostitutas a las damas burguesas impolutas y castas, lleva a los hijos la conciencia de su diferencia, a las hijas la conciencia de su mal, al padre la pérdida de su identidad, les muestra su desconsuelo, la soledad en la que están inmersos y de la que no hay salida. Pasolini “(…) libre/ en cualquiera de mis juicios, en toda mi pasión./ ¡Soy un hombre libre!” (la realidad 41) lucha por esa libertad a través de la contestación rebelde, firme y comprometida. “Todos aquellos que luchan por la libertad vienen a combatir en última instancia por la belleza.” (Camus)

Desde la soledad de dicha posición Pasolini erige su autoridad, la cual hace temblar a la sociedad a la que pertenece, porque “enfrentados al escándalo de un hombre débil y solo, lo único que experimentan, de dicho escándalo es el terror” (Caos 49). Es por el terror que despierta al mostrar una realidad esquivada por la burguesía, que es acusado, señalado, expulsado, enjuiciado, considerado una amenaza para el orden establecido y, exiliado. Pero, él “pasivo como un pájaro que, volando,/ todo lo ve y en su corazón se lleva/ al cielo la conciencia/ que no perdona.”, escribe desde esa conciencia que no pretende disimular o acallar. Pasolini muestra lo oscuro, se entrega al abismo, a la negrura abrasadora del hueco. Esa negritud que está latente en todas las buenas costumbres, lo que nadie quiere ver, las debilidades de cada quien, aquel hueco en el que caemos todos, en donde están los monstruos, los pecados, la locura, la iglesia, los fascistas, los comunistas, los inocentes, las victimas, los victimarios. Todos juntos, caldeándose en ese hueco vacío sin fondo al que Pasolini cae y sigue cayendo.

2 comentarios:

  1. Denise: como ya te dije, me encantó tu trabajo, tu pequeño poema en prosa :)
    Disfruto mucho a Huidobro, así que me gustó aún más releer tu trabajo porque pude ver un soplo de Altazor en él; un Altazor italiano, gay y comunista. Otra cosa que realmente me pareció fundamental y que hace que tu trabajo sea completo es que, aparte de utilizar expresiones claramente poéticas, permites que la teoría se cuele entre tus líneas con sus conceptos para dar un panorama más claro de tu propia concepción de la relación de Pasolini con la belleza.
    ¡Felicitaciones!
    Erika :)

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  2. Qué maravilla, Denise, entre un “azar vagabundo”, como dices, ahí estuvo/está ese pájaro/Pasolini que sobrevuela, planea, aterriza y se sumerge en esa-esta realidad de belleza maltratada, de poetas-bufones/sin aureola; "contestación viviente", eso le queda al poeta friulano, aferrarse a su paisaje (toda persona es el resultado de su paisaje, decía, creo, más o menos Durrell) y a su pasaje por los infiernos urbanos, esa Roma de acattones y contradicciones "vivientes"/contestación; en ese ritmo poético, emocionado, sentido, vertiginoso, hiciste entrar al cine de Pasolini y su bendita pregunta Who is me? Encantadora lectura.
    Alejandro Sebastiani Verlezza.

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