martes, 26 de enero de 2010

Cine pasoliniano: la lucha de las clases


Erika Hernández Lehmann


Aquella parte poéticamente metafórica
que es clamorosamente posible en el
cine, está siempre en estrecha ósmosis
con la otra naturaleza, la estrechamente
comunicativa de la prosa
.”
Pier Paolo Pasolini. Cine de poesía

Como bien dice el Manifiesto del Partido Comunista, “la burguesía ha desempeñado, en el transcurso de la historia, un papel verdaderamente revolucionario”. Y el caso de Pasolini no es una excepción. Este pequeñoburgués (como él mismo se llama) de Bolonia causó revuelo en el mundo de la literatura y el cine con sus creaciones situadas fuera del margen de lo habitual. Este artista comunista no se deja llevar por lo que se le impone, ni siquiera por su propio partido político, ya que entiende muy bien lo que, para él, Marx quiso poner en marcha y se ha dado cuenta de que no está siendo respetado; además, tiene ideas propias que parecen ser atropelladas por el comunismo italiano de su época. De hecho, la Iglesia Católica y el comunismo se convierten para Pasolini en “las dos iglesias”, reprochable la segunda por no seguir sus lineamientos originales. “¿Cómo es posible que ciertas opciones justas –por ejemplo, un marxismo maravillosamente ortodoxo- den unos resultados tan horriblemente equivocados?” (Escritos corsarios, 1975).

Pasolini era un hombre abierto a las diferentes concepciones del mundo y lo que lo integra; de hecho, en sus Escritos corsarios dirá: “…lo premoral y lo preideológico no existen. Simplemente existe otra cultura (la cultura popular) o una cultura anterior. Sobre estas culturas se implanta una nueva opción moral e ideológica: por ejemplo, la opción marxista, o bien la opción fascista”. No es un hombre que se venda a ningún lineamiento político, sino que lo toma y lo transforma para sí. Así, se aparta del Partido Comunista Italiano al darse cuenta de que no actúa como se supone que los verdaderos comunistas harían.

Por esto se dice que el comunismo de Pasolini es pasional, porque se compromete con esta tendencia a través de la vida. Así lo expresa en su poema autobiográfico Who is me? (versos 302-310):

“Y hoy os diré que no sólo hay que comprometerse escribiendo, / sino viviendo: / hay que resistir con el escándalo / y con la rabia, más que nunca, / (ingenuos como bestias) en el matadero, / enajenados como víctimas, precisamente: / hay que clamar más fuerte que nunca el desprecio / contra la burguesía, gritar contra su vulgaridad, / escupir contra la irrealidad que ha elegido como única realidad, / no ceder ni en un acto ni en una palabra / en el odio absoluto contra sus policías, / sus jueces, su televisión y sus periódicos”

Claro está que Pasolini no usa como armas las de guerra, sino las del intelecto y la imaginación; él desmonta el sistema político que ha venido funcionando a lo largo de su vida por medio de sus escritos y películas.

Ostia, película estrenada en 1970 (con guión de Pasolini y dirección de Sergio Citti) muestra lo que ellos consideran es la realidad del proletariado en Italia: hombres que se ven en la necesidad de robar porque no tienen posesiones propias, víctimas de la exclusión, pero que consideran inocentes, ya que el sistema capitalista es el culpable de que su vida sea de esta manera. Y en palabras de Marx y Engels: “Las condiciones de vida de la vieja sociedad aparecen ya destruidas en las condiciones de vida del proletariado. El proletario carece de bienes. Sus relaciones con la mujer y con los hijos no tienen ya nada de común con las relaciones familiares burguesas”. Y es totalmente cierto para el caso de Ostia: un grupo de hombres que se consiguen a una mujer y la ultrajan, otros que la dejan vivir en su casa y compartir con ellos sin tener aparentemente ningún interés sexual en ella, pero tampoco ninguna relación filial que los mantenga unidos (parece más bien que la casualidad los ha unido y han dejado que así permanezcan las cosas), jóvenes que caen en la cárcel por buscar aquello de lo que carecen y que a la salida se encuentran de nuevo con esta chica “de la nada”, viajes en bote sin ningún destino más que el mar y, finalmente, la consumación del acto sexual entre esta chica y uno de los hombres, que se siente traicionado y mata al primero. Sin embargo, ni siquiera en el hecho de matar al amigo parece haber algo que recriminarle al asesino; es un crimen producto de la irracionalidad, de la ira del momento, pero no del deseo real de asesinar.

En cuanto al tema religioso en Ostia, podemos tomar otra cita del Manifiesto del Partido Comunista: “Las leyes, la moral, la religión, son para él otros tantos prejuicios burgueses tras los que anidan otros tantos intereses de la burguesía”. Él, el proletario, él, Pasolini. La religión es ironizada, satirizada en esta película, es tomada como una broma, ya que para los comunistas no es más que eso (ideología que mantiene al proletariado como hipnotizado y apartado de la realidad), sobre todo para Pasolini, amante del humor, quien en Escritos corsarios dice: “Creen que preferir la seriedad a la risa es un modo viril de afrontar la vida. (…) La seriedad y la dignidad son horribles deberes que se impone la pequeña burguesía, y los pequeñoburgueses se alegran al ver que los muchachos del pueblo también se han vuelto serios y dignos”. El humor es necesario en Pasolini para mostrar la alegría inocente del proletario.

Saló es muy diferente a Ostia, incluso puede llegar al antagonismo. Esta película es presentada por Pasolini en 1975, sacándolo así del mundo del cine, más no de las bocas de toda la sociedad. Con sus cuatro actos “Anteinfierno, Círculo de las manías, Círculo de mierda y Círculo de sangre” le quita el aliento a muchos y maravilla a otros. Película hecha para sacar lo peor de la capacidad humana y de la burguesía particularmente, Saló muestra a cuatro señores que, acompañados por cuatro ex-prostitutas, compran un grupo de jóvenes para sodomizarlos, torturarlos y asesinarlos. Es un film que muestra cómo veía Pasolini a los burgueses: corroídos por el poder, con ansias siempre de dominar más y con los caprichos más espantosos que el ocio hace aparecer. Los hombres de Saló son malvados por naturaleza y hacen daño a los desprotegidos por puro placer, sin tomar en cuenta su igual condición de humanos. La película es una crítica ruda y directa a la sociedad burguesa que explota al proletariado tomando en cuenta sólo su propia satisfacción.

Pasolini se ha transformado en un hombre diferente al momento de hacer esta película, es un autor que no titubea y muestra la realidad de forma cruenta, haciendo mucho más énfasis ahora en lo que está mal en el mundo que en sus producciones anteriores. Se apega a la afirmación comunista de Marx de que “todo lo que se creía permanente y perenne se esfuma, lo santo es profanado, y, al fin, el hombre se ve constreñido, por la fuerza de las cosas, a contemplar con mirada fría su vida y sus relaciones con los demás”.

Tal vez la mayor controversia en las películas de Pasolini sea el hecho de que no parecen dejar moraleja evidente luego de que los protagonistas han pasado por las desgracias a las que se enfrentan. Es un cine que pone al espectador a reflexionar sobre su propio papel en el teatro del mundo, incluyendo, claro está, la lucha de las clases, la supervivencia del más fuerte y todos los temas sociales que a Pasolini le apasionan. Y es en este punto en el que Pasolini se presenta como el bufón, cuando se expone y se transforma en la víctima de los espectadores tan sólo para que se liberen a través de la revelación, en una especie de catarsis, de los males que aquejan a la sociedad en la que están inmersos.

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