jueves, 28 de enero de 2010

Casarsa, nostalgia de una pequeña arcadia campesina

En este ilimitado mundo campesino prenacional y pre-industrial, sobreviviente hasta hace pocos años, el que yo añoro (por algo permanezco el más largo tiempo posible en los países del tercer mundo, donde todavía sobrevive, aunque el tercer mundo está también, él, entrando en la órbita del llamado desarrollo).
Pier Paolo Pasolini.

Alejandro Oliveros en La muerte en arcadia define el ámbito arcádico como un espacio de comunión con la naturaleza y de “existencia inicial”, en el que el estado natural del hombre queda manifestado en un estilo de vida alejado de la contaminación espiritual, creando en el “buen salvaje ” una atmósfera artemisal de inocencia y pureza.
De igual modo Oliveros, citando a Teòcrito, expone la arcadia como un lugar utópico de artificio o realidad, en el que existe un rechazo al paisaje urbano, es decir, a todo aquello que proponga una “vida civilizada” y de modernidad, que aleje al hombre de su mundo interior y de la arcadia original e “incorrupta”.
Dentro de la conformación del poema autobiográfico Who is me? del escritor y cineasta Pier Paolo Pasolini, se exponen una serie de descripciones referidas a Casarsa, pueblo natal de la madre del autor, ubicado en el Friul al noreste de Italia. A lo largo de un extenso monólogo se plantea al lector un “pequeño mundo” (de constitución arcádica) del que se conforma un espacio “periférico” de pureza excepcional. Este lugar “idílico” representa para la voz del poema, no solo un compendio geográfico de inimaginable belleza, sino que es la prueba tangible de un ideal revolucionario que vislumbra a una Italia libre de males como: el fascismo, la lucha de clases, el capitalismo, entre otros. Esa Casarsa arcádica se puede observar en versos como los siguientes:


“..En el 42, en una ciudad en la que mi país es tan igual a sí mismo Que parece un país de ensueño, con la gran poesía de lo no- poético rebosante de campesinos y pequeñas industrias, mucho bienestar, buen vino, buena comida” (Who is me, 21)

Sin embargo, al transcurrir de los versos, y una vez iniciada la huida con la madre, la concepción de este “país de ensueño” cambia, es decir, Roma se convierte para la entidad ficcional de Who is me? en un espacio de muerte, una suerte de cementerio si se quiere, en el que no florecen los ideales revolucionarios. Convirtiéndose este lugar en otro elemento adicional de las masas consumidoras, dicho de otra forma, este “pequeño mundo” conformado por la particular cultura y la esencia subproletaria, se convierte en un espacio sin identidad, contaminado por la mano central y extranjera, haciendo de este pequeño y rústico universo friulano (por medio del viaje) una “arcadia enferma” y deforme.
“…Vivíamos en una casa sin techo y sin revoque, Una casa de pobres en el ultimo arrabal, cerca de una prisión. Había un manto de polvo en verano, y un pantano mortal en invierno Pero era (Italia, Italia) desnuda y alborotada Con sus chicos, sus mujeres, Sus olores a jazmín y a sopas pobres, Los atardeceres sobre los campos del Aniene, las parvas de basura…” (Who is me, 41)

Ahora bien, ¿qué consideraciones rodean a la voz del poema para que estas descripciones cambien tan repentinamente? De la misma manera, ¿qué elementos entran en juego para hacer de Roma (y del espacio urbano) un cementerio del recuerdo revolucionario y una arcadia deforme de amenaza y fallecimiento? En principio, es necesario saber qué entiende Pasolini por “interiorizar” y por lo tanto conocer el contexto que interioriza la voz de Who is me?
El autor plantea en su obra Escritos Corsarios, específicamente en el apartado de La primera y verdadera revolución de derecha, ofrece la noción de “interiorización”, viéndola como todos aquellos elementos de la realidad que observamos y digerimos con el día a día, proceso que hace posible identificar e interpretar la sociedad a la que pertenecemos y por lo tanto sus paradigmas. De la misma manera expone que en tiempos de Giacomo Leopardi (1798-1837), se podía interiorizar naturaleza, humanidad y la tan arcádica pureza, aunque con el transcurrir de los tiempos, dice el cronista, el “hombre medio” interioriza contaminación (en su mayoría extranjera) que hace del “buen salvaje” un consumidor capitalista, además de un “mutante” fascista en cuanto a cultura se refiere.
Todas estas afirmaciones contenidas en esta crónica pasoliniana están cargadas de una nostalgia por lo que pudo haber sido y no fue, añoranza de aquel hombre campesino y proletario que hasta en la periferia más miserable, lograba consolidar una vida libre en comunión con la naturaleza y con la rusticidad de un pequeño, pero a fin de cuentas idílico mundo marginal del Friul.
En Who is me? de la misma manera que en Escritos Corsarios, se puede vislumbrar esa nostalgia por aquel mundo de excepcional belleza (Casarsa) en el transcurso de los versos, así como también expresiones que indican la pobre, urbana y caótica realidad con la que se consigue al llegar a Roma al lado de la madre, y es en este instante donde las descripciones cambian, la arcadia se enferma y la añoranza (dentro del poema) se desvanece por las siguientes causas:
Fascismo
Una vez iniciado el viaje de la arcádica periferia al, posteriormente, despreciable centro, la voz ficcional del poema plantea su agrado, si se quiere, por dejar atrás al padre, a esa representación fascista que juzgaba todo vestigio de alguna “cultura particular”, que se situase a las márgenes de un centralismo que se convertía en la única mordaza de la “unidad truncada de un país”
Sin embargo, iniciada ya una nueva vida en Roma, la voz del poema se encuentra con una realidad de la que sólo se podía apreciar la miseria cultural y la carencia de autenticidad, tanto ideológica como dialectal, de una revolución cuya “naturaleza exterior” quedó representada en el resurgimiento de todas las formas de fascismo, desde el tradicional (propio de las élites italianas de mayor edad) hasta el nuevo y juvenil fascismo moldeado y adoptado a la americana , que no solo desfiguró a los centros de poder italianos, sino que también arrasó con los rastros culturales y dialectales de las periferias campesinas y proletarias.
Es por ello que en medio de la nostalgia por estar “demasiado ocupado pensando en un río celeste entre gravas extensas al pie de la montaña”, la voz ficcional de Who is me? se consigue con un espacio que entona uno de los primeros vestigios de una revolución fallida, (el fascismo) en medio de lápidas, urnas y cementerios.
Capitalismo e ideología del consumo

…Por cierto, qué importante es, aún en el sentido más Miserable. Una situación económica: No importaba que fuera rico en cultura y amor, Importaba mucho más que yo..( Who is me?, 41)

En medio de este “interiorizar” la realidad externa y contextual que rodea a la voz ficcional de Who is me?, la nostalgia por la perfección y pureza espiritual de Casarsa se acrecienta con el transcurrir de los versos, dicho de otro modo, la añoranza de ese mundo incorrupto del Friul se da con mayor fuerza en la voz del poema al encontrarse en Roma con una sociedad conformista , en donde la carencia de una ideología autóctona, condena al italiano a una sociedad consumidora y hedónica, muy diferente al pequeño universo proletario.
El modelo centralista y capitalista, plantea Pasolini en Aculturación y Aculturación, rechaza (y a la vez reprime) todo vestigio de cualquier modelo particular de cultura, así como a los gritos dialectales que toda minoría, bien sea geográfica e ideológica, desprende de su ser. Aunque en el momento histórico en que se plantean tanto Who is me? (como gran parte de las crónicas pertenecientes a Escritos Corsarios) se puede observar un cambio antropológico en las capas medias de la sociedad expuesta, es decir, los valores de los italianos ya no son clericales o espirituales, todo lo contrario, la interioridad de esta nueva masa social queda en manos de la ideología del placer y el consumo, proponiendo como modelo de persona a un ser interiormente vacío, que consume lo que los medios de comunicación proponen como estilo de vida.
Es precisamente en ese nuevo modelo de existencia consumidora en el que no se abre un espacio al analfabetismo y la rusticidad del campo, así como para las principales instituciones de la Italia del siglo XX: patria, religión y familia. En el nuevo mundo la principal institución recae sobre la felicidad y el placer de ser un consumidor activo, obviando toda sutileza espiritual que haga del hombre un ser desprendido. Es por ello que la voz del poema (Who is me?) observa con gran nostalgia a una cultura que no le importa ser rica en ideologías, autenticidad y amor, sino que ve como elemento fundamental la fría humanidad de cualquier objeto inanimado y sin vida, en el que la civilización del consumo plasmó la nueva existencia “placentera” del italiano.

Homologación
En la conformación de Who is me?, en todo momento, la voz ficcional demuestra una nostalgia por el espacio periférico y arcádico que se dejó atrás, y que sólo adquiere vida por medio del recuerdo y la añoranza, ahora bien, el cronista en Aculturación y Aculturación expone un período de la revolución en el que se masificó la infraestructura y los sistemas de información. Esta expansión en cuanto a medios de comunicación, en especial los audiovisuales, provocó que el centro y los márgenes periféricos se compenetraran de tal manera, que los poderíos y el proletariado comparten ahora un mismo modelo cultural consumidor y hedonista.
Esta homologación cultural trajo como resultado la unificación del burgués y el campesino, creando una cultura híbrida en la que el consumo no permite distinción alguna, hecho que nuevamente despierta la nostalgia, esta vez en el cronista, por un mundo campesino y periférico que poco a poco, y por medio de la masificación mediática, va consolidando la Italia burguesa. En palabras de Pasolini: “no se puede diferenciar a un obrero de un estudiante” ya que cultural y socialmente son creaturas de similar composición en este nuevo mundo. Cabe destacar que la única diferencia tangible que plantea Pasolini se da en cuanto al rol político, es decir, si se es fascista o antifascista.

Mutación cultural y neocapitalismo

“…Que corre bajo el sol de sus padres En otras vidas En vidas interpretadas de otro modo En otro significado de la vida Que tampoco es el de los sueños Si nuestra vida no es más que una sombra Sobre nuestra verdadera vida que no conocemos” (Who is me?, 39)

En crónicas como Estudio sobre la revolución antropológica en Italia la voz del cronista expone a una nueva Italia que es víctima, y producto a la vez, de una mutación e hibridación cultural que se despoja tanto del fascismo tradicional como del socialismo progresista. Dicho de otro modo, en este mutante homologado (culturalmente hablando) ya no existe la tradicional conformación eclesiástica de la Italia conservadora, sino que la nueva cultura de masas está en su totalidad ligada al dogma consumidor y a la autosatisfacción material, alejando totalmente la ideología italiana de la iglesia y la patria.
De igual modo sucede en Who is me?, ya que la voz ficcional nos hace saber en todo momento, tras su llegada a Roma, que el mundo cultural que interioriza tiene como paradigma principal al capitalismo y al hedonismo. De igual modo la voz del poema plantea una “vida interpretada de otro modo”, es decir, se podría pensar que hace referencia al modelo cultural burgués y proletario de consumo que se formó en Italia, que a su vez “mutó” producto de las influencias americanas y de la “revolución” en los sistemas de información, haciendo del italiano una creatura sin rostro ni particularidad, aunque labrado a la americana; o dicho de otra forma, un neocapitalista.
De regreso en la crónica Estudio sobre la revolución antropológica en Italia, se puede observar la nostalgia con la que el cronista añora al universo de las pequeñas culturas subproletarias, al mundo campesino, al mundo periférico, al mundo obrero y a los márgenes sociales. Del mismo modo, expone, si se quiere con gran dolor, la necesidad del ahora neocapitalismo por transformar al campesino en pequeño burgués y a Italia en una empresa transnacional no reconocible con sus precedentes históricos.
Volviendo a Who is me?, se puede observar la contrariedad de la voz ficcional al “interiorizar” a esta nueva sociedad transnacional que se constituye en Roma y posteriormente en toda Italia, siente nostalgia por tener que “interpretar la vida de otro modo”, por solo tener que añorar en función de las sombras a una noble, pura, campesina y, sobre todo, original arcadia del Friul; la cual , una vez iniciado el viaje, solo tiene vida en los recuerdos, en los delirios, en los cementerios y en la poesía.
Toda arcadia es espacio de vida, luz y bienestar, ámbito del que surge el estado natural del “buen salvaje” en comunión con la naturaleza. El ámbito arcádico representa, además de un lugar de inconmensurable belleza, un espacio, sin lugar a dudas, propicio para la contemplación y para la “interiorización”.
Este estado de contemplación puede ser similar al de los “tiempos de Leopardi”, en donde se podía contemplar a una arcadia noble, pura, y, en especial, a una arcadia viva. O, en su defecto, esta interiorización nos puede llevar a identificar e interpretar un mundo exterior contaminado, pobre, sin rostro; y es precisamente en este momento cuando la arcadia se deforma y muere.
En Who is me? se puede observar cómo la voz del poema, en principio, describe la hermosa y viva arcadia del Friul, aunque una vez iniciado el viaje a Roma, en compañía de la madre, estas descripciones cambian radicalmente, ya no se expone una tierra idílica y de belleza descomunal, sino que se plantea una tierra sin cara ni expresión, híbrida en cuanto a cultura, en donde el significado de la vida se “interpreta de otra forma” y en donde los márgenes y las periferias no tienen voz. Es en ese instante donde la arcadia muere, convirtiéndose en una monstruosa entidad que consume y devora la vida y las “ideologías particulares” del “buen salvaje”.

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